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jueves, 16 de febrero de 2017

HACIENDO AMIGOS DE VUELO

Hace cuestión de dos años, durante la realización de unas maniobras militares, sobrevolando la región francesa de Reims, se recibió un aviso de tres objetos volantes no identificados que estaban muy cerca del espacio aéreo que ocupabamos la 9ª Escuadrilla de Aeronaves de Caza y Ataque de la Armada Española.

De inmediato se activó el protocolo OVNI, que aunque el ejercito internacional lo niegue, existe, claro que existe. Al igual que existen miles de informes de alto secreto, y de otros casos ni siquiera se realizan informes por diversas cuestiones, siempre gobernadas por la conspiración y la ley del silencio.
Dicho protocolo, por cuestiones éticas y profesionales no os lo puedo describir, como comprenderéis, pero para que os hagáis una idea os comento por encima las acciones que se realizan.


Se da orden de volver a la base de Istres, en este caso, se cargan los AV-8B con armamento de guerra, se informa a los pilotos de los datos obtenidos y a volar, con la orden de interceptación, comunicación, identificación y expulsión del espacio aéreo, en caso negativo se recurriría a la fuerza.
Avisos de este tipo son muy frecuentes, y sus desenlaces muy diversos, pero mi actitud personal siempre es precavida y pacífica, siempre que no llegue la cosa a mayores y haya que pegar un "pepinazo".

Nos dirigimos cuatro AV-8B de interceptación y ataque y dos AB-212 como apoyo y observación, hacia el lugar del avistamiento. Tras una hora de patrulla no observamos absolutamente nada, pero la intuición nos decía, los cuatro coincidíamos, en que deberíamos de dar unas vueltas más a mayor altitud.
A unos 10.000 metros de altura, y tras unos 10 minutos observamos delante nuestra dos objetos... al momento era imposible por la distancia y por los reflejos que proyectaban distinguir su forma exacta y mucho menos su posible procedencia.

Pasamos a Mash 0.9, a unos 1000 km/h, para darles alcance. Cuando estábamos a 1500 metros del objetivo, y manteniendo la distancia, desde la base nos ordenaron contactar por radio y pedir identificación, algo que tras mucha insistencia no dió ningún resultado, Desde la base nos ordenaron hacer unas pasadas de intimidación a máxima velocidad, pero para sorpresa nuestra, a unos escasos 800 metros de distancia del objetivo, estos desaparecieron de los radares, pero nosotros los veíamos, allí seguían. Se trataban de dos objetos lenticulares de unos 20 metros de diámetro, desprendían una preciosa luz de tono azulado, volando en perfecta línea recta... De pronto, uno de los compañeros grita por radio, "su puta madre", jajajaja... uno de los objetos realizó un giro imposible ascendente y a una velocidad increíble desapareció.

Comunicamos a la base lo ocurrido, que aunque ellos están en constante comunicación con nosotros, por nuestra seguridad, por orden general se debe de informar de manera detallada de toda acción o novedad para ser incluida en el informe como archivo de audio por canal de radio cerrado para evitar filtraciones. Cómo ya teníamos claro de que se trataba, no era ni la primera ni la última vez, la orden fue volver a la base.

Dimos la vuelta bajamos a unos 3000 metros de altitud a una velocidad máxima de 1100 km/hora, de vuelta a casa, con una nueva experiencia... Pero de pronto nos aparece en el radar uno de los objetos, justo detrás nuestra y manteniendo nuestra misma velocidad, según el radar y como comprobamos visualmente se nos puso a solo 500 metros de nosotros sin darnos cuenta. A esa distancia es peligroso jugar con un objeto desconocido, lo que si teníamos claro es que no era hostil, si hubiera pretendido alguna acción agresiva, indudablemente ya lo hubiera hecho... por otra parte iba a estar muy jodido con los cuatro Harrier cargados de "caramelos". Así que decidimos hacernos "amigos".

Bajamos a 1000 metros de altitud, y el objeto detrás, manteniendo distancia y velocidad, si virabamos a la derecha el objeto hacia lo mismo, a la izquierda igual, subiamos, bajabamos, reduciamos velocidad, acelerabamos, y el objeto imitaba todos los movimientos, como en un acto de amistad y complicidad.

Llegando a la base el objeto volvió a desaparecer del radar y de nuestra vista.

Una vez reunidos con los mandos y realizado el informe, nos fuímos a tomar una merecida cerveza los cuatro compañeros. No dijímos absolutamnte nada de lo ocurrido, pero nustras miradas y nuestras sonrisas lo reflejaban todo.

¿Quién lo diría? Haciendo amigos de vuelo.



Lair Xev

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